Augusto, el líder supremo de Roma

Augusto, el líder supremo de Roma

En marzo del año 44 antes de Cristo, Roma se encontraba sumida en el caos después del asesinato del dictador Julio César. Nadie, ni siquiera los responsables de su muerte, sabía qué ocurriría en el futuro de la ciudad. En medio de una multitud, Marco Antonio, mano derecha de César, leyó públicamente su testamento en la plaza principal de Roma.

Como era de esperar, la ciudad heredó muchos regalos, pero el dictador dejó su riqueza personal y, lo que era aún más importante, su apellido a su familiar masculino más cercano: su sobrino nieto e hijo adoptivo, Octavio Augusto. Este joven era un completo desconocido para los romanos, pero así comenzó a escribirse la historia de la vida y el legado del hombre que convertiría a Roma de una antigua república a uno de los imperios más prósperos, grandes e influyentes que la humanidad ha conocido.

Índice
  1. ¿Quién fue Octavio Augusto?
  2. La juventud de Octavio Augusto
  3. La purga romana y el fin de la república
  4. La era de Augusto
  5. Culto al gran Augusto
  6. El legado de Augusto
  7. Tabla resumen
  8. Preguntas frecuentes
    1. ¿Cuándo comenzó el reinado de Augusto?
    2. ¿Cuántos años duró la Pax Romana?
    3. ¿Cuál fue la contribución más importante de Augusto a Roma?
    4. ¿Cuántos hijos tuvo Augusto?
    5. ¿En qué parte de Roma se encuentran los principales vestigios de la obra de Augusto?

¿Quién fue Octavio Augusto?

Hay muchos que aclaman a Augusto como un gran líder, un visionario y un gran constructor, pero también hay quienes lo condenan, acusándolo de ser tan despiadado y sanguinario como Hitler y Stalin. Entonces, ¿quién es este personaje capaz de despertar tantas pasiones encontradas? En este artículo, nos adentraremos en la vida de Julio César Octavio Augusto, también conocido como Augusto, el primer y mejor emperador de Roma.

La juventud de Octavio Augusto

Octavio Augusto, cuyo nombre original era Cayo Julio César Octaviano, nació en septiembre del año 63 antes de Cristo y aún era un adolescente cuando recibió las nefastas noticias de la muerte de su tío abuelo y padre adoptivo, Julio César. Esta tragedia cambiaría el rumbo de su vida, ya que heredaría una fortuna inimaginable.

A pesar de que su madre, Atia, le rogaba que no se involucrara en la peligrosa vida política romana, Octavio decidió embarcarse hacia Roma para encontrarse con su destino. Sin embargo, al llegar a la ciudad, descubrió que estaba bajo el dominio de Marco Antonio, un viejo aliado de su padre que ambicionaba tener una cuota de poder y convertirse en el nuevo César.

Para evitar que esto sucediera, el Senado ideó un plan inteligente pero perverso. Octavio sería la figura pública de Roma, pero no tendría poder real. Los verdaderos gobernantes serían los senadores. Con esta confabulación, el Senado pensaba librarse del ambicioso Marco Antonio y evitar una nueva tiranía en la ciudad. Sin embargo, el plan de los senadores no resultó como esperaban.

La política romana era peligrosa y Octavio término aceptando la herencia de su tío abuelo y cambió su nombre a Cayo Julio César Octaviano. Sin embargo, en Roma, lo conocían simplemente como Octavio. Mientras tanto, Marco Antonio seguía representando una amenaza para la moribunda república. Para deshacerse de él, el Senado lanzó una ofensiva militar dirigida por Octavio, quien lideró sus legiones hacia el norte de Italia en busca de Marco Antonio.

A pesar de que Marco Antonio perdió las dos batallas contra Octavio, logró escapar ileso. En Roma, celebraron, creyendo haberse librado de un peligroso enemigo y haber salvado a la república. Sin embargo, nunca se percataron de la inteligencia y ambición de poder de Octavio, el hijo adoptivo de César.

La purga romana y el fin de la república

Con tan solo 19 años, Octavio, triunfador y victorioso, reunió sus tropas en el sur de Italia, donde le esperaba Roma, una ciudad que lo veía como un enemigo. Para sorpresa de todos, Octavio exigió al Senado que lo nombrara cónsul, una petición que los senadores no tuvieron más remedio que aceptar, sabiendo que Octavio haría cumplir su deseo, ya fuera mediante el diálogo o mediante la fuerza.

Octavio había burlado el plan de los magistrados y el Senado ya no podía librarse de él. El joven cónsul necesitaba ahora un poderoso aliado, alguien con influencia para consolidar su poder. No dudó en recurrir a su antiguo enemigo, Marco Antonio, con quien compartía el deseo de vengar la muerte de Julio César.

Octavio y Marco Antonio formaron un triunvirato con el comandante de las legiones de las Galias, Marco Emilio Lépido, con quien dividieron el imperio para eliminar a la oposición. Así, en el año 43 antes de Cristo, estos tres hombres tomarían el control de Roma, comenzando una despiadada purga que significaría el fin de la república romana.

Con el segundo triunvirato, muchos fueron brutalmente asesinados o fueron obligados al exilio, entre ellos unos 300 senadores y opositores. Marco Antonio fue uno de ellos. No perdería la oportunidad de deshacerse de ese antiguo enemigo que años antes había emprendido una campaña de desprestigio en su contra, a pesar de haber sido un viejo aliado suyo. A Octavio no le importó y mostró una faceta colérica e implacable, un lado vengativo que aún los historiadores condenan.

Un año antes, en el año 42 antes de Cristo, dejando a Lépido en Roma, Octavio y Marco Antonio libraron dos batallas contra los principales conspiradores y responsables de la muerte de Julio César: Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino. Finalmente, los derrotaron en sangrientas lides libradas en Filipos, antigua ciudad de Macedonia.

No pasó mucho tiempo para que Lépido quedara fuera del triunvirato, dejando el poder en manos de Octavio y Marco Antonio. Ambos se enfrentarían en una gran batalla por el dominio total del imperio. Marco Antonio tomó el control de las ricas provincias orientales, mientras que Octavio se quedó con el resto del imperio. Sin embargo, la paz entre ellos no duraría mucho, y un enfrentamiento por el absoluto control de la capital era inevitable.

Cleopatra, la hermosa reina que trae desgracias

En medio de una tensa paz entre Marco Antonio y Octavio surgió la figura de una mujer: Cleopatra, la soberana de Egipto. Marco Antonio se enamoró de ella y abandonó a su esposa, Octavia, con quien se había casado por razones políticas. Cleopatra veía en él al nuevo líder de Roma y lo sedujo con el mismo encanto que años antes había usado con Julio César.

En cambio, Marco Antonio veía en ella y en su riqueza una manera de mantener controlado a Octavio, quien consolidaba cada vez más su poder en Roma. Sin divorciarse de Octavia, Marco Antonio se casó con Cleopatra, una ambiciosa unión que solo le traería desgracias.

Amparado por el poder y la riqueza de su amada, Marco Antonio llegó a declarar que Cesarión, el hijo ilegítimo de Cleopatra y Julio César, era el legítimo heredero del fallecido dictador. Esta afirmación solo exacerbó la delicada relación que Octavio ya tenía con Marco Antonio. El senado romano aprovechó esta oportunidad y se puso del lado de Octavio, provocando una división entre ambos líderes.

La victoria de Octavio y el comienzo de la Pax Romana

Ante el enfrentamiento irreversible, el Senado romano declaró la guerra a Marco Antonio y Cleopatra en el año 31 antes de Cristo. Así, comenzó la batalla que marcaría el fin de una guerra dialéctica y el comienzo de un enfrentamiento con armas. Octavio construyó una flota y reunió a sus tropas para enfrentarse a su antiguo enemigo.

Octavio delegó el mando de su ejército en el general Marco Agripa y se dirigió hacia su objetivo final: la victoria sobre Marco Antonio. Desde el frente italiano, el Senado y los dioses estaban de su lado. Mientras tanto, Marco Antonio se encontraba respaldado por su riqueza, poderosas armas y sobre todo, por su amada Cleopatra. La batalla de Accio el 2 de septiembre del año 31 antes de Cristo fue la definitiva.

El senado romano y el pueblo aclamaron a Octavio como el vencedor. Las fuerzas de Marco Antonio y Cleopatra fueron derrotadas. Perdidos y sin saber qué hacer, Marco Antonio regresó a Egipto, donde se suicidaría. Cleopatra intentó el diálogo y apeló a su supuesto romance con Julio César para salvarse, pero no fue suficiente. Humillada y arruinada, también se suicidó al dejarse morder por una serpiente.

Poco tiempo después, Octavio ordenó la ejecución de Cesarión, el hijo de Cleopatra y Julio César, y mandó matar al hijo mayor de Marco Antonio, al considerarlos una amenaza potencial. Con la victoria en la batalla de Accio, Roma se apoderó de Egipto y de todas sus riquezas. Comenzaba así la etapa más próspera del imperio: la Pax Romana.

La era de Augusto

De regreso a Roma, Octavio, convertido en un hombre de 33 años curtido en la guerra, demostró su habilidad para manejar la ciudad y el imperio. Con el ejército a sus pies, el apoyo del pueblo y sobre todo, con el incentivo de vivir en paz, todo estaba a su favor para gobernar. Fue en este momento que adoptó el título de "Augusto", el venerado.

Augusto se ofreció a delegar todo el poder al Senado, pero este se negó. Entonces, adoptó el título de "príncipe", el primero entre iguales. Esta estrategia le permitió acumular el poder absoluto sin ser visto como un dictador. Aunque respetaba las estructuras republicanas, él era el único gobernante.

Augusto restauró templos, reparó antiguas estructuras, limpió el río Tíber, mejoró las reservas de agua, creó un cuerpo de bomberos y construyó nuevos acueductos, termas públicas, teatros, anfiteatros y una biblioteca pública. Bajo su tutela, Roma gozó de una prosperidad sin precedentes.

La ciudad se llenó de bellos jardines, templos, edificios para espectáculos y pórticos. Augusto no escatimó recursos para transformar a Roma. La capital del imperio se convirtió en una ciudad de justicia y paz, llena de grandiosidad y majestuosidad.

Culto al gran Augusto

Con Roma convertida en una ciudad próspera y pacífica, Augusto decidió poner su omnipresencia. Ordenó que se levantaran imágenes de su persona en cada rincón del imperio. Su imagen se imprimió en bustos, monedas, estatuas y joyas. Le rindió culto como a una deidad y pronto, estas representaciones llegarían a España, Grecia, Judea y las Galias.

Cuando su popularidad parecía no tener límites, su nombre se volvió aún más inmortal. Uno de los meses del año recibió su nombre: agosto. El poeta Horacio proclamó: "Tú eres un César que ha devuelto a las granjas sus abundantes cosechas, has erradicado el crimen y has devuelto a los hombres italianos las tradiciones que dieron grandeza al mundo latino. La fama y majestuosidad de tus dominios se han extendido desde la cama occidental del sol hasta donde amanece el romano. Solo gozó de paz, justicia y urbanismo bajo tu gobierno".

El legado de Augusto

Restauró, construyó y transformó Roma de una ciudad de ladrillo a una de mármol. En poco tiempo, Augusto dejó su huella en la historia. Fue considerado uno de los grandes genios administrativos de la historia y su obra de reorganización en todos los campos de la vida romana y del imperio fue gigantesca.

La Pax Romana aseguró la supervivencia y transmisión de la herencia clásica, tanto griega como romana, y proporcionó los medios para la difusión del judaísmo y el cristianismo. Augusto encontró el equilibrio entre aquellos que no querían dictaduras monárquicas y aquellos que anhelaban un líder absoluto. Los romanos creían que se respetaban las estructuras republicanas, pero paradójicamente, él era el único al mando.

Con Augusto, Roma fue más grande que con cualquier otro emperador. Como dijo una vez, "Restauré, construí y transformé". Esperamos que este artículo haya sido útil para que conozcas más sobre Augusto, el mejor emperador de Roma.

Tabla resumen

AcontecimientoFecha
Año del asesinato de Julio César44 a.C.
Batalla de Filipos42 a.C.
Creación del Segundo Triunvirato43 a.C.
Año de la batalla de Accio31 a.C.
Inicio de la Pax Romana27 a.C.
Nombre del mes de agosto en honor a Augusto8 a.C.
Muerte de Augusto14 d.C.

Preguntas frecuentes

¿Cuándo comenzó el reinado de Augusto?

El reinado de Augusto comenzó en el año 27 a.C., después de vencer a Marco Antonio en la batalla de Accio.

¿Cuántos años duró la Pax Romana?

La Pax Romana duró aproximadamente 200 años, desde el año 27 a.C. hasta el año 180 d.C.

¿Cuál fue la contribución más importante de Augusto a Roma?

La contribución más importante de Augusto fue la estabilidad y prosperidad que trajo a Roma durante su gobierno. La Pax Romana aseguró un período de paz duradero y permitió el florecimiento de la cultura, la economía y las infraestructuras romanas.

¿Cuántos hijos tuvo Augusto?

Augusto no tuvo hijos biológicos, pero adoptó a varios miembros de su familia como herederos. Entre ellos se encontraban Cayo y Lucio, hijos de su esposa Livia y su anterior esposo Scribonia.

¿En qué parte de Roma se encuentran los principales vestigios de la obra de Augusto?

Los principales vestigios de la obra de Augusto se encuentran en el Campo de Marte, el Capitolio y el Foro Romano. Aquí se pueden apreciar los restos del Teatro de Marcelo, el Templo de Marte y el vistoso Foro de Augusto.

Esperamos que este artículo te haya sido de utilidad. No dudes en comentar si tienes alguna pregunta o agregar algún dato adicional sobre Augusto, el mejor emperador de Roma. Y recuerda, si quieres estar al día con nuestras actualizaciones, ¡suscríbete a nuestro blog y activa las notificaciones! Nos vemos en el próximo artículo.

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