Qué pasó con la tumba perdida de Alejandro Magno y por qué es tan importante? Nadie puede negar que la muerte de personajes legendarios siempre causa un gran impacto en las sociedades a las que pertenecieron. Cuando Alejandro Magno murió, todo un imperio creado en menos de 30 años se vio sacudido. El rey-dios que construyó más de 70 ciudades en el mundo antiguo, que transformó las tácticas de guerra y desafió a innumerables reyes, generales y enemigos, dejó un legado imborrable en la historia. No obstante, pese a todo lo que sabemos de él después de más de 2.000 años, todavía desconocemos dónde descansan sus restos mortales. Aunque existen varios lugares prometedores que podrían finalmente resolver este enigma.
Dos nuevas teorías sobre la muerte de Alejandro Magno
Durante muchos años se creyó que Alejandro Magno murió alrededor del año 323 a.C. a causa de una enfermedad tropical contraída durante sus viajes por la India y el Medio Oriente. Se pensaba que pudo haber sido afectado por la fiebre del Nilo, la malaria o la fiebre tifoidea. Sin embargo, una investigadora católica ha planteado una nueva hipótesis. Según ella, la muerte de Alejandro podría haber sido causada por el síndrome de Guillain-Barré, una enfermedad neurológica adquirida después de una infección bacteriana llamada Campylobacter, que se encuentra en alimentos mal cocidos o en leche sin pasteurizar, como la que se consumía en la antigüedad. La investigadora señala que Alejandro experimentó una parálisis ascendente desde los dedos de los pies hacia arriba, pero mantuvo una mente clara y dio órdenes a sus generales hasta el final. Esto encaja con los síntomas del síndrome de Guillain-Barré, en el que el sistema inmunológico ataca los nervios por error debido a una infección.
Por otro lado, un toxicólogo neozelandés ha planteado otra posible causa de muerte: el envenenamiento con una planta conocida como veratrum album, también llamada boro blanco. Los antiguos griegos solían utilizar el extracto de la raíz de esta planta como un purgante para inducir el vómito en pequeñas cantidades. Sin embargo, si se administra en altas dosis o de forma recurrente durante varios días en el agua o el vino, puede causar dolores gástricos, náuseas, vómitos, bradicardia, hipotensión y debilidad muscular severa. Estos síntomas también coinciden con la descripción de la enfermedad que acabó con la vida de Alejandro Magno en tan solo dos semanas. Si esta hipótesis fuera cierta, el envenenamiento podría haber sido ordenado por el general Casandro, quien también mandó envenenar a Roxana, la primera esposa de Alejandro Magno, y asesinar a otros competidores en la lucha por el control de Macedonia.
La peregrinación de los emperadores
Después de la muerte de Alejandro Magno, se le construyó un sarcófago de oro sellado con miel sobre un espectacular catafalco con ruedas, que debía ser transportado a su ciudad natal en el Reino de Macedonia. Sin embargo, durante el trayecto, el general Ptolomeo I interrumpió la procesión en Damasco y se llevó el cadáver, con el ataúd, a Memphis, la antigua capital de Egipto. Posteriormente, Ptolomeo II Filadelfo, hijo de Ptolomeo I, trasladó la tumba de Alejandro de Memphis a Alejandría. Esto explica por qué el sarcófago se encuentra en la gran ciudad portuaria fundada por Alejandro en Egipto.
La tumba de Alejandro Magno fue visitada por el emperador Augusto, aproximadamente 300 años después de su muerte. Ordenó que los restos fueran sacados de la tumba para adornarlos con flores y una corona de oro. Según los testimonios de la época, cuando Augusto intentó tocar el rostro de Alejandro, accidentalmente le rompió un pedazo de nariz.
La peregrinación de los emperadores romanos a la tumba de Alejandro se convirtió en un protocolo a lo largo de los siglos. Algunos emperadores, como Cayo o Calígula, se llevaron regalos como la coraza de Alejandro Magno. Sin embargo, debido a la falta de protección de la tumba, el emperador Septimio Severo ordenó sellar su acceso en el año 200 d.C. Quince años después, su hijo, el emperador Caracalla, visitó la tumba y afirmó haber sido poseído por el espíritu de Alejandro Magno, imitando su estilo de liderazgo al dirigir las legiones romanas.
La primera tumba de Alejandro
Según crónicas de la época, en el año 356 a.C. hubo un gran terremoto seguido de un tsunami que inundó las regiones costeras y ciudades portuarias de todo el Mediterráneo oriental, arrastrando barcos hasta los tejados de los edificios que quedaron en pie. Conforme el mar avanzaba hacia el norte, las aguas del delta del Nilo, donde se encuentra la parte antigua de la ciudad de Alejandría, se fueron hundiendo lentamente, a una velocidad de hasta 0,25 centímetros por año, hasta 12 pies. Esto hace probable que el mausoleo del Soma, donde posiblemente se encontraban los restos de Alejandro Magno, haya sido destruido. La ciudad de Alejandría actual se construyó sobre las porciones antiguas y se expandió hasta tener una población de más de 5 millones de habitantes.
No obstante, esta no fue la última vez que se tuvo noticias de sus restos. El filósofo libanés Libanio mencionó en un discurso dirigido al emperador Teodosio, a mediados del siglo IV, que había visto el cadáver de Alejandro expuesto en Alejandría, lo cual indica la posibilidad de que el cuerpo hubiera sido retirado del sarcófago y separado de éste.
Esta hipótesis pudo haberse confirmado durante la expedición de Napoleón Bonaparte a Egipto en 1798. Entre otros objetivos, Napoleón buscaba encontrar la tumba de Alejandro Magno. Sin embargo, su búsqueda resultó frustrada cuando encontró un sarcófago egipcio vacío en el patio de la mezquita de Santa Catalina, en Alejandría. Los lugareños creían que este sarcófago era la tumba de Alejandro Magno. Cuando el ejército de Napoleón fue derrotado por los ingleses en 1801, el explorador inglés Edward Daniel Clark llevó el sarcófago al Museo Británico de Londres.
La tumba del Líbano
En 1887, se encontraron cuatro grandes sarcófagos de mármol del siglo IV en la necrópolis cerca de Sidón, en Líbano. En uno de los laterales de uno de los sarcófagos, con forma de templo griego, hay relieves que muestran a Alejandro Magno luchando contra los persas en la batalla de Issos. Inicialmente, se creyó que este sarcófago pertenecía a Abdalónimo, quien fue nombrado por Alejandro como rey de Sidón después de la batalla de Issos en el año 331 a.C. Sin embargo, estudios posteriores demostraron que fue realizado después de la muerte de Abdalónimo y que podría haber sido uno de los sarcófagos donde reposó el cuerpo de Alejandro Magno. Esta obra de arte se ha conservado increíblemente bien y se considera una de las piezas más destacadas del Museo Arqueológico de Estambul.
Sin embargo, la existencia de este sarcófago plantea un enigma: si realmente fue el segundo sarcófago de Alejandro Magno, ¿qué pasó con su cadáver?
El descubrimiento de Anfípolis
En 2014, salió a la luz un nuevo descubrimiento arqueológico en Anfípolis, una importante ciudad del Reino de Macedonia, situada a 100 kilómetros al este de Tesalónica, Grecia, y a unos 595 kilómetros al norte de Atenas. Se encontró un enorme túmulo funerario que data del final del siglo IV a.C. Tiene 500 metros de longitud y 3 metros de altura, y está revestido de mármol, lo que lo convierte en una tumba mucho más grande y rica que la del padre de Alejandro Magno, Filipo II, que se encuentra en Vergina, al oeste de Tesalónica.
Dentro de la tumba, los arqueólogos descubrieron dos magníficas figuras femeninas esculpidas, cada una con un brazo extendido, presumiblemente para disuadir a los intrusos y evitar que entren en su cámara principal. Las primeras hipótesis de los arqueólogos apuntan a que, dada la suntuosidad de la tumba, es lógico suponer que fue construida para una persona prominente, posiblemente un familiar directo de Alejandro Magno, como su madre, Olimpia, su esposa Roxana o algún noble macedonio.
Aunque los expertos aún no han llegado a una conclusión definitiva, los habitantes de Anfípolis y de las localidades cercanas al sitio de excavación creen firmemente que el imponente túmulo con paredes de mármol que yace a pocos metros de sus hogares solo puede ser la tumba de Alejandro Magno. Esto contradice todas las fuentes históricas conocidas hasta la fecha.
La tumba griega
No obstante, a pesar del descubrimiento en Anfípolis, los partidarios de la tumba egipcia de Alejandro Magno también han encontrado nuevas evidencias de la presencia de Alejandro y su familia en Egipto. Según un artículo publicado en La Vanguardia en 2017, se descubrió un relieve en el que aparece la cara y el nombre de Filipo III Arrideo, medio hermano de Alejandro Magno, quien le sucedió en el trono macedonio tras su muerte. Este relieve fue encontrado en el Templo de Kom Ombo, ubicado en el Valle del Nilo, al sur de Egipto.
Además, de acuerdo con National Geographic, la arqueóloga griega Kalliope Limneos-PapaCostas encontró una estatua de mármol con todas las características distintivas de Alejandro Magno en los jardines de un parque público en el corazón de la moderna Alejandría.
Ante la posibilidad de realizar un descubrimiento histórico, Papacostas continúa sus investigaciones, utilizando relatos antiguos y un mapa de Alejandría del siglo XIX, así como tomografía eléctrica de resistividad (TER). Esta técnica consiste en pasar una corriente eléctrica a través del suelo para medir la resistencia y detectar objetos subterráneos, lo que permite a los arqueólogos diseñar un sistema para mantener el sitio lo suficientemente seco como para poder excavar. Hasta ahora, el equipo ha identificado 14 anomalías que podrían ser estructuras importantes, incluyendo una calzada romana y los restos de un enorme edificio público que podría indicar la tumba de Alejandro Magno. ¿Encontrará Papacostas la tumba de Alejandro Magno o será este gran desafío algo que quedará para las futuras generaciones?
Las últimas palabras de Alejandro Magno
La muerte siempre nos recuerda nuestras limitaciones en este mundo. Cuando Alejandro Magno se encontraba en sus últimos momentos y sus generales le preguntaron cómo quería que se preparara su funeral, él respondió que quería que su ataúd fuera llevado en hombros y transportado por los mejores médicos de la época. Deseaba que todo el oro, plata y piedras preciosas que había acumulado fueran esparcidos por el camino hasta su tumba, y que sus manos quedaran balanceándose en el aire fuera del sarcófago, a la vista de todos. Ante la sorpresa de sus generales, uno de ellos le preguntó cuál era su razón para tales peticiones. Alejandro Magno respondió: "Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para mostrar que ellos no tienen el poder de curar ante la muerte. Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos vean que los bienes materiales que conquistamos aquí, permanecen aquí. Y quiero que mis manos se balanceen al viento para que las personas vean que vinimos al mundo con las manos vacías y nos vamos igual".
Quizás nunca lleguemos a saber dónde se encuentra la tumba de Alejandro Magno, o si podremos identificar sus restos con certeza en caso de encontrarlos, o si será aceptado por la comunidad científica si el descubrimiento es realizado por un aficionado y no por un científico acreditado, como ha sucedido antes con el descubrimiento de las pinturas rupestres de Altamira. No obstante, su búsqueda es importante, ya que ha inspirado a una gran cantidad de arqueólogos en todo el mundo a estudiar el pasado de las antiguas civilizaciones. En su búsqueda, se han hecho grandes descubrimientos que nos han revelado aspectos fascinantes de un pasado remoto del que sabíamos poco. Y eso es igualmente extraordinario.
Resumen de la información
A continuación, se presenta un resumen de la información sobre la tumba perdida de Alejandro Magno:
Teorías sobre la muerte de Alejandro Magno | Enfermedad tropical (fiebre del Nilo, malaria, fiebre tifoidea) | Síndrome de Guillain-Barré | Envenenamiento con veratrum album |
La peregrinación de los emperadores | El sarcófago de Alejandro fue llevado por distintos emperadores romanos | Visitas protocolarias a la tumba de Alejando Magno | |
La primera tumba de Alejandro | Posible destrucción por el tsunami y hundimiento del delta del Nilo | ||
El sarcófago del Líbano | Sarcófago con relieves de Alejandro luchando contra los persas | ||
El descubrimiento de Anfípolis | Gran túmulo funerario, posible tumba de una persona prominente | ||
La tumba griega | Relieves con la cara y el nombre de Filipo III Arrideo |
Preguntas frecuentes
1. ¿Se ha encontrado finalmente la tumba de Alejandro Magno?
R: Aunque se han realizado muchos descubrimientos arqueológicos prometedores, todavía no se ha encontrado una confirmación definitiva sobre la ubicación de la tumba de Alejandro Magno.
2. ¿Cuáles son las teorías sobre la causa de muerte de Alejandro Magno?
R: Algunas teorías sugieren que murió a causa de una enfermedad tropical, como la fiebre del Nilo o la malaria. Otras plantean que pudo haber sido envenenado con una planta llamada veratrum album. También se ha propuesto que su muerte se debió al síndrome de Guillain-Barré.
3. ¿Por qué es tan importante encontrar la tumba de Alejandro Magno?
R: La búsqueda de la tumba de Alejandro Magno es importante porque ha inspirado a muchos arqueólogos a estudiar el pasado de las antiguas civilizaciones. Además, ha llevado a importantes descubrimientos que han revelado aspectos fascinantes de un pasado remoto que antes se sabía poco.
4. ¿Existe algún consenso sobre la ubicación de la tumba de Alejandro Magno?
R: No hay un consenso definitivo sobre la ubicación de la tumba de Alejandro Magno. Los distintos descubrimientos y teorías han generado debates en la comunidad científica y aún es necesario realizar más investigaciones.
5. ¿Qué se sabe sobre la vida y el legado de Alejandro Magno?
R: Alejandro Magno fue un rey macedonio que conquistó gran parte del mundo conocido en su época. Fue conocido por sus tácticas militares innovadoras, su visión estratégica y su habilidad para gobernar y unificar un vasto imperio. Su legado ha dejado una huella imborrable en la historia y su figura continúa siendo objeto de gran admiración y estudio.
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¡Hola! Soy Javier L., un apasionado de la historia que ha encontrado en la escritura una vía para compartir y explorar los rincones más fascinantes de nuestro pasado. Cuando no estoy sumergido en algún libro o documento histórico, me encuentras plasmando mis descubrimientos y reflexiones en este blog. Creo firmemente que la historia no solo es una serie de fechas y eventos, sino un rico conjunto de historias y lecciones que aún resuenan hoy. ¡Espero que disfrutes leyendo tanto como yo disfruto escribiendo! Un saludo y gracias por acompañarme en esta travesía por el tiempo.
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