Las mujeres de la élite alemana: entre la guerra y el amor

Las mujeres de la élite alemana: entre la guerra y el amor

LAS PRINCESAS NAZIS: EL DESTINO DE LAS 10 ESPOSAS Y AMANTES DE LA ÉLITE NAZI

Índice
  1. Introducción
  2. Las Princesas Nazis
  3. Tabla resumen de las princesas nazis
  4. Preguntas frecuentes
  5. Despedida

Introducción

Mucho se sabe de los líderes nazis y su despreciable responsabilidad en el Holocausto judío, la mayor aniquilación sistemática de personas jamás vista. Sin embargo, ¿qué hay de aquellas mujeres, de aquellas esposas que se engalanaban del brazo de estos asesinos y torturadores cuyos días en la oficina significaban firmar el sufrimiento de millones de seres humanos? ¿Quiénes eran estas mujeres que gozaron de la inmensa riqueza de sus esposos sin cuestionar su procedencia? ¿Tuvieron acaso el mismo final que sus hombres? ¿Podríamos absolverlas de cualquier responsabilidad por los hechos ocurridos durante la cuestión judía? Descubramos a las mujeres que esperaban en casa a los peores enemigos de la vida. Conozcamos a las diez princesas nazis que nunca más debemos olvidar.

Las Princesas Nazis

Número 1: Germán, esposa del secretario privado de Adolf Hitler

Germán se casó con el despreciable secretario privado de Adolf Hitler, Martin Bormann, un hombre famoso por su brutalidad, rudeza y virulento antisemitismo. Esta rubia de cabellos trenzados y aspecto natural se limitaba a asistir por obligación a los eventos nazis, pero siempre pareciendo una estrella en el uniforme de su marido. Sin embargo, detrás de esa fachada de esposas obedientes, Germán sufría en silencio los atropellos de su esposo, un hombre abusivo y de carácter indomable. Después de la muerte de su esposo en 1945, Germán huyó con sus hijos hacia la provincia italiana del Tirol del Sur, donde murió un año más tarde de cáncer de ovarios.

Número 2: Magda Goebbels, esposa del jefe de propaganda nazi

Sin duda, Magda Goebbels fue la más fanática de las mujeres nazis. Más que admirar a Adolf Hitler, parecía amarlo más que a su propio esposo, Joseph Goebbels, el jefe de propaganda nazi. Su trágico final en 1945, después del suicidio de Hitler, es un pecado mayor que el que cometieron los responsables del Holocausto. Magda envenenó con cianuro a sus seis hijos pequeños y luego se quitó la vida, argumentando que no valía la pena vivir en un mundo sin el nacionalsocialismo. Esta mujer, símbolo de la maldad, siempre será repudiada por su abominable acto contra su propia sangre.

Número 3: Margaret Boden, esposa del jefe de las SS

Margaret Boden fue la mujer de Heinrich Himmler, despreciable líder del partido y jefe del grupo armado más temido del régimen nacionalsocialista, las SS. A diferencia de otras esposas y amantes de líderes nazis, Margaret pasaba la mayor parte de su tiempo al cuidado del hogar y atendiendo los negocios familiares. Acompañada por su hija, Margaret soportó la infidelidad de su esposo y mantuvo una cierta discreción en comparación con otras princesas nazis. Después de la muerte de Himmler, Margaret vivió hasta los 73 años, sin remordimiento ni arrepentimiento por haber sido una nazi y por su antisemitismo.

Número 4: Ilse Pröhl, esposa del Führer adjunto de Hitler

La relación entre Ilse Pröhl y Rudolf Hess, Führer adjunto de Hitler, fue tormentosa y casta. Ilse, una mujer dominante, no dejó que sus hijos vieran televisión ni conocieran otras lenguas. A pesar de estar casados, se cree que Ilse y Rudolf nunca tuvieron relaciones sexuales. Ilse sufrió una vida infeliz al lado de aquel hombre. Italiana de nacimiento, Ilse se mantuvo fiel a Rudolf incluso después de su captura y pasó los últimos años de su vida sufriendo de amnesia en un modesto apartamento de Múnich.

Número 5: Lina Heydrich, esposa del arquitecto del Holocausto

Lina Heydrich, esposa del arquitecto del Holocausto, era una mujer despreciablemente malvada, incapaz de sentir compasión y sin rastros de nobleza. Disfrutaba con sadismo ver las golpizas propinadas por guardias de las SS a sus sirvientes, ordenadas por ella misma. Lina era consciente de la atrocidad que su esposo, Reinhard Heydrich, cometía en su trabajo y aún así lo defendía. Después de la guerra, Lina fue absuelta durante el proceso de desnazificación y se volvió a casar. Murió en 1984 a los 74 años.

Número 6: Emmy Göring, esposa del comandante de la Luftwaffe

Emmy Göring no interesa la procedencia de la fortuna y opulencia que la rodeaba, siempre y cuando su esposo, Hermann Göring, fuera exitoso. Ella se consideraba la primera dama del Tercer Reich y presumía de su opulencia conduciendo un lujoso automóvil en el gueto de Cracovia y Varsovia. Después de la guerra, Emmy fue condenada a un año de prisión por su participación en el nazismo y vivió sus últimos años en la pobreza en Múnich.

Número 7: Brigitte Hoss, esposa del carnicero de Polonia

Brigitte Hoss fue otra princesa nazi que gozó de los privilegios de estar casada con un poderoso del Tercer Reich, James Frank, conocido como "el carnicero de Polonia". Aunque su vida al lado de aquel monstruo fue infeliz, Brigitte nunca consideró dejarlo. Al cesar la guerra, Brigitte fue encarcelada y terminó viviendo en la pobreza en Múnich.

Número 8: Magda Quandt, amante de Joseph Goebbels

Magda Quandt se ganó el corazón del hombre de confianza de Hitler, Joseph Goebbels. Ella compartía sin ambages la visión del mundo y las ideas políticas de Hitler, lo que la convertía en una persona tan despreciablemente malvada como el líder alemán. Después de la guerra, Magda fue liberada de cualquier cargo y vivió el resto de su vida sufriendo de Parkinson.

Número 9: Gudrun Himmler, hija del jefe de las SS

Gudrun Himmler, hija del temido jefe de las SS, Heinrich Himmler, nunca repudió el nazismo y siempre defendió a su padre. Después de testificar en los juicios de Nuremberg, fue liberada sin cargos en su contra y se involucró en la extrema derecha alemana. Gudrun murió a los 88 años, aún aferrada a sus convicciones nazis.

Número 10: Eva Braun, amante y esposa de Adolf Hitler

Eva Braun, la última princesa nazi de nuestra lista, fue la amante oculta y luego esposa de Adolf Hitler. Joven, bella y vanidosa, Eva estaba dispuesta a todo por el amor de Hitler, incluso intentar suicidarse en dos ocasiones. Finalmente, su estrategia funcionó y se casó con Hitler en su búnker de Berlín en 1945. Su luna de miel fue nadar en una dosis de cianuro al lado de su amado, Hitler, quien se había suicidado con un tiro en la cabeza. Eva Braun cerró los ojos por última vez a los 33 años.

Tabla resumen de las princesas nazis

NombreEsposo/AmanteFinal
GermánMartin BormannMuerte por cáncer de ovarios
Magda GoebbelsJoseph GoebbelsAsesinato-suicidio
Margaret BodenHeinrich HimmlerMuerte natural
Ilse PröhlRudolf HessMuerte natural
Lina HeydrichReinhard HeydrichMuerte por causas naturales
Emmy GöringHermann GöringEncarcelamiento y muerte en la pobreza
Brigitte HossJames FrankVivió en la pobreza
Magda QuandtJoseph GoebbelsEnfermedad de Parkinson
Gudrun HimmlerHeinrich HimmlerParticipación en la extrema derecha alemana
Eva BraunAdolf HitlerSuicidio junto a Hitler

Preguntas frecuentes

Q: ¿Las princesas nazis conocían el Holocausto?

R: Es difícil creer que las princesas nazis desconocieran el Holocausto. La mayoría de los alemanes sabía del mismo durante la Segunda Guerra Mundial, y estas mujeres estaban muy cerca de los líderes del régimen nazi.

Q: ¿Las princesas nazis intentaron ayudar a las víctimas del régimen?

R: No se conocen casos en los que las princesas nazis hayan intentado ayudar a las víctimas del régimen. Parece que estaban más preocupadas por su propia opulencia y placeres que por el sufrimiento ajeno.

Q: ¿Podríamos absolver a las princesas nazis de cualquier responsabilidad?

R: Aunque podría argumentarse que estas mujeres no mataron con sus propias manos ni ordenaron la muerte de inocentes, su complicidad y pasividad frente a los crímenes del régimen las hacen responsables de alguna manera.

Q: ¿Podemos aprender algo de la historia de las princesas nazis?

R: La historia de las princesas nazis nos muestra cómo incluso las personas que rodean a los mayores criminales pueden estar cegadas por la opulencia y el poder. Nos recuerda la importancia de cuestionar y resistir las ideologías y los líderes que promueven el odio y la intolerancia.

Despedida

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