331 a C: El desastre de Roma para la élite - ¿Qué sucedió?

331 a C: El desastre de Roma para la élite - ¿Qué sucedió?

El envenenamiento masivo del año 331 antes de Cristo y el escalofriante final de Agripina y Lo Justa, nos muestra cómo los políticos de la antigüedad encontraban en el veneno el arma perfecta para deshacerse de sus enemigos. El veneno era utilizado de manera habitual por las clases nobles, siendo el caso más destacado el envenenamiento masivo del año 331 antes de Cristo.

Índice
  1. El Envenenamiento Masivo en la Antigua Roma
  2. El Final de Agripina y Lo Justa

El Envenenamiento Masivo en la Antigua Roma

Según Tito Livio, historiador de la antigua Roma, en su obra "Urbe Condita", ocurrió un envenenamiento masivo efectuado por unas 170 matronas romanas. Existen dos interpretaciones sobre este hecho. Una de ellas apunta hacia una vendetta y la otra hacia la búsqueda de una cura para una epidemia.

En la versión de la vendetta, hombres prominentes estaban muriendo misteriosamente mientras Roma era azotada por una epidemia de influenza. En el año 331 antes de Cristo, estas mujeres nobles aprovecharon la epidemia para asesinar a sus maridos con veneno, revelando así su rechazo al matrimonio romano. Dichos asesinatos estuvieron a punto de quedar impunes si no fuera porque una esclava anónima denunció la conspiración de las matronas. Luego de garantizarles su protección, las llevó hasta el lugar donde tenían las vasijas con veneno, que fueron trasladadas al Foro Romano. Posteriormente, unas veinte mujeres lideradas por las matronas romanas, sergia y cornelia, se defendieron alegando que estaban buscando curas para los enfermos. La esclava les pidió entonces que bebieran los brebajes para demostrar su inocencia, lo cual aceptaron y les provocó la muerte.

Según la doctora Edith Clijster, existe otra explicación para el envenenamiento masivo. De acuerdo con esta autora, las matronas romanas no estaban conspirando para asesinar a sus maridos, sino que estaban buscando un alivio o incluso una cura para los enfermos de influenza empleando plantas como la cicuta y la acónito en pequeñas cantidades, que se consideraban beneficiosas para tratar enfermedades respiratorias en aquella época. Sin embargo, al mezclarlas o consumirlas en grandes cantidades, podrían provocar la muerte de forma casi instantánea. Las matronas, utilizando su influencia social, ofrecieron estas curas venenosas a los enfermos, quienes las aceptaron confiando en personas que conocían. Al morir rápidamente algunos de estos hombres, surgieron sospechas y la esclava denunció lo que había presenciado.

El Final de Agripina y Lo Justa

La historia de Agripina es igualmente tumultuosa. Nacida en el año 15 después de Cristo en Oppidum Batavorum, un puesto avanzado romano en el río Rin, sus padres fueron el general romano Germánico y la matrona Agripina la Mayor. Durante sus primeros años de vida, Agripina vivió en Germania hasta la muerte de su padre en una conspiración. Luego, se trasladó a Roma donde contrajo matrimonio con su primer esposo, Gnayo Domicio Ahenobarbo.

Tras el ascenso de Claudio como emperador, Agripina se casó con Crispus, un cónsul romano. Sin embargo, Crispus murió en circunstancias desconocidas y Agripina heredó toda su fortuna, que luego le dejó a su hijo Nerón. Agripina logró obtener una posición dominante en la corte imperial mediante alianzas políticas con personas influyentes como Palas, Jenofonte y Sexto Afranio Burro.

Tras la muerte de Claudio, Agripina se convirtió en emperatriz al casarse con su sobrino Nerón. Aunque al principio obtuvo gran poder e influencia sobre Nerón, la relación entre madre e hijo se fue desgastando. Agripina trató de establecer una diarquía con su hijo y exigió lealtad a la guardia pretoriana. Sin embargo, Nerón comenzó a alejarse de su madre y a tener una aventura con Claudia Acte, lo que causó el descontento de Agripina.

Finalmente, Nerón decidió ordenar el asesinato de Agripina. Primero intentó envenenarla, pero ella tomaba antídotos a diario. Luego, intentó que el techo de su dormitorio se derrumbara sobre ella mientras dormía, pero fue advertido de la trampa. Por último, intentó matarla sabotenado un bote en el que Agripina iba a navegar, pero ella era una excelente nadadora y sobrevivió. Finalmente, Nerón envió a un soldado para apuñalar a Agripina en su dormitorio, y luego afirmó que había dado la orden porque su madre había intentado matarlo primero. Tras el suicidio de Nerón años más tarde, Agripina fue paseada encadenada por Roma y condenada a muerte por el emperador Gayo.

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