Esta mujer Tudor fue brutalmente ejecutada por esconder sacerdotes. Margarita Glitter Row, quizás en la actualidad parece una locura, pero hubo alguna vez un tiempo en que practicar el catolicismo era verdaderamente peligroso. Y no hablamos de la época romana ni de la antigüedad. Incluso en plena Edad Media, cuando la Santa Inquisición se imponía en algunos países, en otros la religión católica era castigada. Uno de los casos más emblemáticos de esta persecución fue el de Margarita Clítoris, también conocida como La Perla de George, una ex protestante convertida a católica que atrajo toda la ira de la Inglaterra isabelina en pleno siglo XVI.
¿Quién fue Margarita Clítoris?
Margarita nació en 1556 con el apellido Middleton. Era una de los cinco hijos de Thomas y James Middleton, una familia con relativos privilegios en la Inglaterra de mediados del siglo XVI. Thomas era un empresario respetado, fabricante de velas y alguacil de la ciudad de York. Sin embargo, su muerte prematura marcó a la familia. Margarita tenía solo 14 años cuando su madre se volvió a casar con un hombre llamado Henry May, quien cerró la fábrica de velas y abrió una taberna en su lugar.
Se cree que Margarita fue criada bajo la creencia protestante y que fue bautizada en la iglesia de San Martín, donde su padre fue capellán por un par de años. En 1571, contrajo matrimonio con John Clítoris, un carnicero y chambelán con buena posición económica. Juntos tuvieron al menos tres hijos, y la pareja se mudó a la calle de York, una zona llena de comercios relacionados con la carnicería.
La conversión religiosa en una época delicada
Margarita llegó al mundo en una época compleja en cuanto a los asuntos religiosos. Apenas tenía dos años cuando ascendió al trono la Reina Isabel I, una de las monarcas más importantes de la historia británica. Para entonces, el protestantismo ya era la religión establecida en Inglaterra, y desde el reinado de Enrique VIII, el monarca británico era el máximo representante de la iglesia en el país.
El movimiento de la Reforma Protestante, que generó una ruptura en la Iglesia Católica y dio pie a la creación de diversas corrientes cristianas, causó un impacto social que generó una colección de mártires de ambos bandos. En Inglaterra, este proceso de división católica no ocurrió como en el resto del continente, sino con el Rey Enrique VIII, quien, irónicamente, era un fervoroso católico. Tanto es así que había sido declarado Defensor de la Fe por el Papa León XI.
El Acta de Supremacía, declarada en 1534 por Enrique VIII, instituía la Iglesia de Inglaterra fuera de la jurisdicción de Roma y en su lugar asumía al monarca como el representante de Dios en la tierra y el máximo exponente de la religión. Aunque este documento fue derogado después de la muerte del Rey, luego de una breve sucesión de tres monarcas distintos, Isabel I ascendió al trono en 1558 y restauró el Acta de Supremacía inicialmente.
Isabel I no apoyaba ninguno de los bandos, ni a católicos ni a protestantes. Pero las políticas hostiles y amenazantes de España, un país profundamente católico, precipitaron la decisión de Isabel hacia el protestantismo. Así, en Inglaterra, la única religión aceptada era el anglicanismo, y comenzaron las persecuciones a sacerdotes y obispos católicos, quienes obedecían a la jerarquía y poder de Roma. Solo el hecho de oficiar una misa implicaba un riesgo mayúsculo. Eran perseguidos y arrestados, y en el mejor de los casos, permanecían encarcelados. En el peor, eran torturados y asesinados.
En este contexto, en plena era de persecución a los católicos, Margarita decidió hacer su conversión precisamente a esa religión. Se cree que fue atraída por los relatos de sacerdotes conocidos que sufrían por mantener su fe. Su esposo, John, se mantuvo en la religión protestante, pero apoyó la decisión de su esposa. Aunque siguiera considerándose anglicano, John tenía un hermano sacerdote católico, así que hasta cierto punto, simpatizaba con su fe.
De convertida a convencer, Margarita y su activo fervor religioso
¡Hola! Soy Javier L., un apasionado de la historia que ha encontrado en la escritura una vía para compartir y explorar los rincones más fascinantes de nuestro pasado. Cuando no estoy sumergido en algún libro o documento histórico, me encuentras plasmando mis descubrimientos y reflexiones en este blog. Creo firmemente que la historia no solo es una serie de fechas y eventos, sino un rico conjunto de historias y lecciones que aún resuenan hoy. ¡Espero que disfrutes leyendo tanto como yo disfruto escribiendo! Un saludo y gracias por acompañarme en esta travesía por el tiempo.
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