La verdad sobre la vida de los gladiadores romanos
- El negocio de comprar y vender gladiadores
- Entrenamiento y mejor vida que de esclavos
- Los combates, los rituales y la vida de un gladiador
- La vida después de la muerte del gladiador
- Curiosidades sobre los gladiadores romanos
- Tabla resumen de la vida de los gladiadores romanos
- Preguntas frecuentes sobre los gladiadores romanos
El negocio de comprar y vender gladiadores
Hace 2000 años, en la antigua Roma, se celebraban juegos en los que esclavos con armadura peleaban con valor y honor sobre la arena del Coliseo y otros anfiteatros de toda la ciudad. Estos guerreros eran vistos como dioses en la tierra, las máximas estrellas del entretenimiento romano. Estos hombres eran los gladiadores. La historia los tiene como guerreros sanguinarios, incapaces de perdonar la vida de su oponente e invulnerables al miedo de morir atravesados por el acero de una espada. Pero esto no es del todo cierto. ¿Cómo llegaron estos esclavos a convertirse en gladiadores? ¿Por qué lo hacían? ¿Acaso su naturaleza era matar para satisfacer a otros? Prepárate y ponte cómodo, porque esta es la historia no contada sobre los primeros atletas de la humanidad. Verdaderos guerreros cuya única misión en la vida era entretener a una multitud y no morir en el intento. Esta es la verdad sobre la vida de los gladiadores romanos.
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En la antigua Roma, los hombres no nacían siendo gladiadores, era necesario convertirlos en ello. Alrededor del 100 a.C. ya existían las primeras escuelas de gladiadores en Roma. Ludus Magnus era un edificio con acceso subterráneo al Coliseo donde vivían y entrenaban los más grandes luchadores de la época. Los gladiadores eran principalmente esclavos, comercializados por un hombre que los compraba, los entrenaba y los alquilaba. Un traficante que ganaba mucho dinero mercadeando vidas humanas en el negocio de la muerte. Esta figura se conoce como el lanista. Pero no todos los gladiadores eran esclavos, algunos habían sido criminales condenados o prisioneros de guerra, a este grupo se les conocía como nox, y de ellos el público no esperaba más que murieran por la espada de otros gladiadores o al ser atacados con una fiera salvaje. En pocas palabras, la función de estos hombres era entretener derramando su sangre en la arena.
Entre los gladiadores de la antigua Roma también hubo hombres libres que vieron en este oficio una oportunidad de ganar dinero, aun sabiendo el alto precio que esto significaba. Pero cuando había deudas, se tenía que pagarlas. Los combates entre gladiadores eran un negocio más grande que el mero objetivo de entretener, y para los lanistas, ganar dinero aprovechando las emociones desmedidas que estos provocaban en el pueblo. La clase dominante sacaba provecho al conseguir apoyo para un político y los usaban para desviar la atención de los problemas en el imperio, como la corrupción y la desigualdad. Y como todo negocio redituable, los lanistas no estaban dispuestos a perder su mercancía e inversión.
Aunque son innegables las masacres suscitadas durante los juegos en el Coliseo romano, no es menos cierto que estas generalmente se aplicaban a los nox y hombres ya condenados a muerte que solo servían de sangriento entretenimiento. Rara vez los verdaderos gladiadores morían en combate porque el público solía perdonar la vida de un gladiador que luchara con valor, honor y buen desempeño.
Entrenamiento y mejor vida que de esclavos
Al entrar en la escuela de gladiadores, el lanista comenzaba a invertir en su mercancía. Lo primero que hacía era revisar su salud para saber si el novato podía ser vendido como un gladiador entrenado. Incluso siendo esclavos, la vida en la escuela de los nuevos reclutas no era para nada despreciable. Aunque vivían encadenados dentro de incómodas celdas, los novatos eran tratados mucho mejor que cualquier prisionero u otro esclavo. Comían tres veces al día, alimentos a base de granos, cebada y trigo, pero con poca carne y pocos lácteos según recientes hallazgos científicos. Además, se mantenían bien hidratados y recibían constantes visitas médicas para salvaguardar su buena salud.
Ser gladiador, aunque muy peligroso, era un modo de vida muy tentador para los hombres libres. Luego de ser entrenados con una espada de madera, de superar pruebas de habilidad y de sobrevivir a su primera pelea, los novatos se convertían finalmente en gladiadores veteranos. Algunos se especializaban en el manejo del tridente y el escudo, otros en la red y la espada, mientras que los que tenían debilidades en la lucha pasaban a formar parte del gran grupo de hombres que combatía en equipo para suplir sorpresas. Sin importar cómo lucharan o cuáles fueran sus habilidades, todos los gladiadores jugaban siempre para pelear con honor y valentía, e incluso aceptaban ser golpeados, quemados o asesinados. Si en la arena se acobardaban huyendo de su destino frente a otros gladiadores o bestias salvajes, no recibían un pago y alcanzaban la fama.
Comer tres veces al día y recibir atenciones médicas eran apenas el comienzo de un peligroso pero mejor modo de vida. Los gladiadores gozaban de aún más privilegios. Por disposición del emperador Marco Aurelio, ganaban entre un 20 y un 25 por ciento de lo que recibían sus dueños por cada una de sus victorias. Dinero que, tiempo después, podían usar para comprar su libertad, con la que además de ganar el derecho de contraer matrimonio, les permitía tener esclavos. Con los triunfos en la arena llegaban más placeres. Hecha su parte, los gladiadores eran recompensados con mujeres, lo que animaba también el lucrativo negocio de la prostitución en la antigua Roma. Podían tomar duchas frías o calientes, e incluso recibían relajantes masajes musculares, un tratamiento impensable para cualquier otro vulgar esclavo de la ciudad. Sin embargo, la fama y la adulación eran las mayores satisfacciones perseguidas por estos guerreros. Los gladiadores eran admirados como hoy lo hacemos con las estrellas de la música y el deporte. Eran capaces de convocar a decenas de miles de personas que acudían al Coliseo romano solo para verlos desafiar a la muerte como dioses, como héroes. Ser un gladiador ganador les brindaba prestigio y reconocimiento entre la multitud.
Los combates, los rituales y la vida de un gladiador
Los combates de gladiadores eran un acontecimiento enorme, promovido como cualquier pelea de boxeo moderna o combate de MMA. Camino a casa, la gente podía leer carteles pegados por doquier con los nombres de los guerreros que pelearían en los juegos e incluso saber si el programa incluía la participación de animales salvajes. La publicidad era tan descriptiva como cualquier cartelera de cine actual. Se anunciaba si el programa incluía acróbatas, música o rifas. Se detallaba qué tipo de comida se ofrecería y si los asistentes presenciarían o no ejecuciones. Toda superficie en la ciudad era perfecta para invitar al pueblo a ver a sus gladiadores, desde pinturas en fachadas de edificios públicos y casas, hasta grafitis en tumbas anunciando el inicio de los tan esperados combates.
Mientras que hoy nos horrorizamos, los romanos veían estos juegos gladiatorios como una carnicería humana y baños de sangre, más bien tenían esta actividad como entretenimiento deportivo. No todos los combates terminaban con un gladiador muerto. Los combates se celebraban durante tres o seis días, siendo a veces las horas previas a las luchas casi tan frenéticas y excitantes como las peleas en la arena. Y todo era gratuito. El evento comenzaba con un espectáculo de animales salvajes y exóticos, a menudo desconocidos por el pueblo romano. Se organizaban enfrentamientos entre osos y leones, toros y elefantes, o entre hipopótamos y rinocerontes. Todo lo que implicaba violencia, brutalidad y sangre servía.
Listos para la pelea, los gladiadores salían de los oscuros pasillos del anfiteatro, vitoreados como genuinas estrellas de cine. Eran amados, admirados, endiosados. Ya en la arena, el protocolo dictaba que tenían que saludar al patrocinador u organizador del evento, con lo que iniciaban formalmente los combates. Sin embargo, contrario a lo que el cine nos ha enseñado, las peleas entre gladiadores no necesariamente terminaban en la muerte. Había reglas que se cumplían. Si un gladiador perdía su arma o quedaba en mortal desventaja, podía rendirse. Para ello, alzaba su brazo izquierdo con el dedo índice extendido, soltaba su escudo o bien colocaba la espada detrás de su espalda. Inmediatamente se interrumpía el combate, dejando la vida del vencido en manos del organizador del evento, quien decidía si este debía morir o no. Aunque suya era la decisión final, la reacción del público en las gradas era determinante. Pues uno de los objetivos del patrocinador era ganar popularidad, y para ello, debía complacer a la multitud. En este punto, Oliver laquayer, maquilló nuevamente los hechos en la película Gladiador del año 2000, se ve como un eufórico público levanta el pulgar para pedir por la vida de un gladiador o la baja al considerar que este no merece vivir. Pero esto no era así, la distancia entre las gradas y la arena, aún en anfiteatros no muy grandes, es difícil de distinguir a menos que fuera por rotunda habilidad.
La señal con la mano de la muchedumbre, el gesto con el dedo, sí existía, pero era el organizador el que lo hacía. Y aún así, no se trataba de un gesto definitorio. La manera en que el público daba a conocer su veredicto era gritando una de estas dos palabras: "mitis" (liberal) o "ridicula" (de gozo). No obstante, de estar presente, era el emperador el que tenía la última palabra sobre la vida del guerrero. Tanto se evitaba que los gladiadores murieran en la contienda, que el propio emperador Augusto prohibió los combates en los que se les daba muerte a todos los hombres vencidos, al considerar esta práctica una costumbre bárbara.
Si el gladiador vencido no gozaba de la benevolencia del público o del emperador, moría atravesado por la afilada arma de su oponente. Para estar seguro de su muerte, un hombre que representaba a Plutón, el dios del inframundo, presionaba a la víctima con un hierro caliente, para descartar que estuviera simulando su fallecimiento. Mientras tanto, el gladiador vencedor gozaba de sus minutos de gloria, escuchando una electrizante ovación del público, vitoreándole y aumentando su fama y leyenda como un gran guerrero. Después de recibir su pago, recorría la arena con una rama de laurel, el símbolo del triunfo.
La vida después de la muerte del gladiador
Incluso después de la muerte, los cuerpos de los gladiadores seguían siendo brutalmente manipulados. Los caídos en combate eran arrastrados hasta lo que el escritor romano Lucio Apuleyo describió como "un laboratorio infernal". Era un lugar repleto de hierbas de todo tipo, hojas cubiertas por signos incomprensibles y desechos humanos arrancados a los cadáveres antes de darles sepultura. Aquí, narices y dedos, y allá, uñas con restos de carne arrancadas a los crucificados. Más allá, sangre también recogida de hombres muertos y pedazos de cráneos humanos arrancados de los dientes de las bestias feroces.
Según el escritor romano más importante del siglo II, los animales que morían en la arena se vendían por pedazos, siendo consumidos por las personas más pobres de la ciudad. La plebe comía la carne de leopardos y leones, llevaba a casa las tripas de los osos que aún no digería en la carne humana.
Curiosidades sobre los gladiadores romanos
Aquí te compartimos algunas curiosidades sobre los gladiadores romanos:
- Cualquier gladiador con una destacada carrera podría optar por abandonar la escuela.
- Peleaban de dos a tres veces al año, con una tasa de mortalidad que, según arqueólogos, no superaba el 20%. Mucho más baja que otros entrenamientos de la época, como las carreras de caballos.
- Eran símbolos sexuales, llamados por las mujeres y venerados por los hombres.
- Sus retratos estaban colocados en sitios públicos y hasta promocionaban productos. Los niños los dibujaban por doquier.
- La muerte del gladiador no siempre ocurría en la arena. Pese a las atenciones médicas, algunos fallecieron por heridas infectadas días después del combate.
Es fascinante descubrir cómo la vida de estos esclavos guerreros no fue fácil, pero las recompensas como el dinero, la fama y la admiración del pueblo hacían que valiera la pena, incluso para aquellos hombres libres no obligados a arriesgar su vida en la arena. Aunque la vida de gladiador era dura, para aquellos que luchaban con valor y lograban sobrevivir lo suficiente, al final ofrecía unas expectativas menos fatales de lo que a menudo se piensa hoy en día.
Aunque este tipo de combates sangrientos ya no ocurren en nuestros días, podemos encontrar su reflejo en peleas clandestinas y otros deportes considerados de contacto. La única diferencia es que los gladiadores de ahora no llevan armas letales ni pelean contra animales, pero son igual de adorados por un público sediento de rostros hinchados y huesos rotos.
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Tabla resumen de la vida de los gladiadores romanos
A continuación, presentamos una tabla resumen de la vida de los gladiadores romanos:
Nacimiento de gladiadores | Roma, alrededor del 100 a.C. |
---|---|
Escuelas de gladiadores | Existencia de las primeras escuelas de gladiadores, como el Ludus Magnus. |
Comercio de gladiadores | Los gladiadores eran principalmente esclavos comercializados por lanistas. |
Diversidad de gladiadores | Existencia de gladiadores esclavos, criminales condenados y prisioneros de guerra. |
Entretenimiento y negocio | Los combates de gladiadores eran utilizados como entretenimiento y como forma de ganar dinero a través de las emociones desmedidas que estos provocaban en el pueblo. |
Privilegios de los gladiadores | Los gladiadores tenían beneficios como comida, atención médica, dinero y fama. |
Combates y espectáculos | Los combates de gladiadores eran eventos enormes y promovidos como peleas de boxeo modernas, con la participación de animales salvajes y exóticos. |
Vida de un gladiador | Los gladiadores seguían rituales previos a los combates y gozaban de prestigio y reconocimiento en la sociedad romana. |
Final de los gladiadores en Roma | Con el cristianismo en el siglo V, la tradición de los gladiadores fue desapareciendo en Roma. |
Legado de los gladiadores | El legado de los gladiadores ha trascendido hasta nuestros días, siendo un tema de interés y fascinación en la historia antigua. |
Preguntas frecuentes sobre los gladiadores romanos
A continuación, respondemos algunas preguntas frecuentes sobre los gladiadores romanos:
- ¿Cuándo surgieron los gladiadores en Roma?
- ¿Quiénes eran los gladiadores?
- ¿Cuál era el propósito de los combates de gladiadores?
- ¿Cuál era la vida de un gladiador?
- ¿Cuándo terminaron los combates de gladiadores en Roma?
Los gladiadores surgieron alrededor del año 100 a.C. en Roma.
Los gladiadores eran principalmente esclavos, aunque también había criminales condenados y prisioneros de guerra.
El propósito de los combates de gladiadores era entretener al pueblo romano y a la vez generar ganancias para los lanistas y la clase dominante.
La vida de un gladiador era dura pero también ofrecía ciertos privilegios como comida, atención médica y fama. Aunque había riesgos de muerte en la arena, aquellos que luchaban con valor y lograban sobrevivir podían obtener beneficios.
Con la llegada del cristianismo en el siglo V, la tradición de los combates de gladiadores fue desapareciendo en Roma.
Esperamos que estas respuestas hayan aclarado tus dudas sobre los gladiadores romanos. Si tienes alguna otra pregunta, no dudes en dejarla en la sección de comentarios.
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¡Hola! Soy Javier L., un apasionado de la historia que ha encontrado en la escritura una vía para compartir y explorar los rincones más fascinantes de nuestro pasado. Cuando no estoy sumergido en algún libro o documento histórico, me encuentras plasmando mis descubrimientos y reflexiones en este blog. Creo firmemente que la historia no solo es una serie de fechas y eventos, sino un rico conjunto de historias y lecciones que aún resuenan hoy. ¡Espero que disfrutes leyendo tanto como yo disfruto escribiendo! Un saludo y gracias por acompañarme en esta travesía por el tiempo.
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